PHARMAZY no es una fiesta, es un laboratorio de pulsos y sombras.
Un experimento que rescata el ADN primario del TECHNO: Ritmo como
motor, oscuridad como atmósfera, comunidad como fín y lo mezcla con
una dosis de vanguardia sensorial. El nombre no es casual: Aquí, la música actúa como un compuesto químico, alterando percepciones y desencadenando reacciones colectivas.